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viernes, 15 de noviembre de 2013

Borealis en La Nueva España


El musicólogo Eduardo Viñuela escribía ayer una crónica del concierto de Eduardo Suárez (Borealis) en el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón.



Para leerlo pincha aquí: http://www.lne.es/gijon/2013/11/14/paisajes-sonoros-guitarra/1499199.html

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Paisajes sonoros a la guitarra
14.11.2013 | 01:36

Eduardo VIÑUELA Musicólogo Al escuchar sus trabajos discográficos, la expectativa del directo te hace imaginar un escenario con una nutrida colección de guitarras de todo tipo y una imponente pedalera llena de efectos, samplers, secuenciadores, etcétera. Nada de eso, el pasado lunes Eduardo Suárez presentó su proyecto en solitario, "Borealis", subiéndose al escenario del salón de actos del Antiguo Instituto, con la sola compañía de dos guitarras acústicas, una de seis cuerdas y otra de doce, enfocadas hacia dos micrófonos de condensador que recogían el brillo y la resonancia que este músico asturiano sacaba a los instrumentos. Una nueva cita de "Los conciertos del taller" que nos acercaba el último trabajo de Borealis, titulado "Tumba para un caballo cojo" (2013), publicado por Reverb Worship y Normand records en Londres y reeditado recientemente por la discográfica asturiana "Truco espárrago".


Abrió el concierto con "La cacería", un tema no recogido en este último disco que, cual poema sinfónico, reflejaba la tensión de una escena de caza. Los arpegios de digitación veloz con púas metálicas en cada dedo generaban una sonoridad envolvente con un timbre brillante que por momentos recordaba al sitar, y construían una atmósfera de drone con un empuje parecido al de las bandas sonoras de Gustavo Santaolalla. En "Santuario al sol", las líneas de bajo ponían orden en los arpegios agudos hasta llegar a los rasgueos finales que permitían identificar los sonidos que inundaban el auditorio.

Con "Ascensor" nos adentramos en el lenguaje minimal, a través de una melodía definida que transitaba entre cuerdas graves y agudas de forma compensada y un elocuente remate de armónicos. "Caballo ganador" mostró las habilidades de Borealis con el "finger picking" de aire country, también presente en la segunda parte de "Caballo cojo", una pieza que había comenzado con evocadores arrastres y que liberaba la tensión acumulada con una serie de rasgueos finales. Como propina, "Pagano", el corte que cierra el álbum y que comienza con un drone que va creciendo progresivamente en forma de onda que viene y va, como un oleaje sonoro. La potencia sonora se multiplica en el pasaje con cuerdas al aire, el trémolo y las disonancias conseguidas con los intervalos de semitono en los graves.

Una propuesta interesante la de este músico asturiano que, con su exploración en torno a la sonoridad de la guitarra acústica, cuenta ya con una trayectoria consolidada en el ámbito del minimal y el ambient. Borealis maneja las dinámicas y la superposición de sonidos como si construyera muros orgánicos de sonidos sobre los que se acumulan armónicos, disonancias y consonancias muy sugerentes para el oído.

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